Cada día, con cada avance del mundo actual, inundado de tecnología e innovadoras maneras de atender las necesidades sociales, pareciera que nos acercamos más al momento en que las máquinas serán capaces de sustituir el trabajo humano. Y hasta cierto punto es entendible, si partimos de que uno de los principales retos de las empresas es mejorar la productividad.
En días recientes, platicando con uno de mis socios de negocios, recordábamos la época en la que para salir de un estacionamiento éramos atendidos por personas que cobraban “de mano” la cuota correspondiente, para después levantar la pluma de salida. Si eres muy joven, seguramente esta anécdota te sonará a ficción, pues hoy tenemos máquinas que han revolucionado completamente este servicio. Pero te prometo que así ocurría.
En esa misma plática, mi socio y yo nos enfrascamos en un debate bastante interesante sobre los alcances de la tecnología y su papel en la productividad de las empresas. Por ejemplo, en 2018 el Mckinsey Global Institute pronosticaba en su estudio llamado “Trabajos perdidos, trabajos ganados. Transiciones de la fuerza laboral en la era de la automatización” que para 2030, en México, entre 9 y 18 millones de empleados podrían ser desplazados por la automatización.
Por su parte, la consultora PwC confirmaba en un estudio publicado el mismo año que la transición tecnológica no se daría de golpe, sino que ocurriría en tres olas. Por lo que no será hasta 2025-2030 que los robots y la inteligencia artificial podrán operar de manera autónoma y realizar tareas rutinarias que involucren trabajo físico y destreza manual.
En este punto sé que estás pensando… “Helios, ¿a dónde quieres llegar? ¿Por qué me estás contando todo esto? ¿Acaso las máquinas nos van a remplazar?
Y bien, te cuento todo esto porque si de algo estoy convencido es que las máquinas serán incapaces de reemplazar al cerebro humano. Sí, puede que haya algoritmos que intenten replicar nuestros movimientos, comportamientos y procesos cognitivos, pero la creatividad, el ingenio o las emociones que nos caracterizan como humanos me parece una gran falacia.
Ahora bien, partiendo de esto y viéndolo como una realidad, ¿no es buen momento para valorar y retomar importancia del capital humano dentro de nuestras empresas u organizaciones?
¿Por qué lo digo tan fríamente? Porque con todo lo que ha pasado recientemente veo a directores y gerentes de mi círculo demasiado preocupados por encontrar la mejor tecnología, el mejor sistema para automatizar o el mejor software para el análisis de datos. Pero también veo equipos de trabajo desatendidos, colaboradores desmotivados o fuerzas de ventas sin rumbo.
De hecho, me sorprendieron las cifras de ansiedad y depresión que reportó la Universidad Iberoamericana, una de las instituciones privadas de mayor prestigio en México, a raíz de la crisis sanitaria por el COVID-19 y el confinamiento. Según esta institución, 3 de cada 10 mexicanos presentaron síntomas de ansiedad o depresión durante los meses de marzo y abril, siendo la incertidumbre una de las principales causas del problema.
Ante un mundo cambiante y demandante es momento de poner atención al área de recursos humanos, focalizando la verdadera atención a la gestión y capacitación de su capital humano, porque será de ellos de quienes se generen o no, los resultados necesarios para hacer frente a los retos que están frente a nosotros.
Empleados motivados, la clave para mejorar la productividad
Para todos los que tenemos a nuestro cargo a colaboradores y equipos de trabajo, es nuestra responsabilidad partir del entendimiento de que el capital humano es la mejor herramienta que se tiene dentro de nuestras empresas para mejorar la productividad, porque son ellos quienes tienen la capacidad completa de engranar tanto los recursos financieros como los materiales, sin importar el tamaño o giro de esta.
Comentó Ram Charan, en la revista Harvard Business Review, que hoy en día ante tanta competencia de productos y servicios en el mercado, lo único que hace la diferencia entre una empresa u otra, es su capital humano; lo que podemos interpretar como la alarmante necesidad de poner atención en la gestión del personal, con la meta de implementar estrategias de vanguardia que los lleven, más allá de cumplir con las metas de la empresa, a hacer diferencias significativas dentro del mercado por medio de sus resultados de colaboración.
La obtención de resultados depende de la motivación, establecimiento de metas, nivel sincero de involucramiento de los colaboradores; su entrenamiento y capacidad de acción. Es así de sencillo, lo que la empresa proyecta hacia afuera es el resultado del ejercicio interno.
Recordemos que sin motivación, capacitación y formación de nuestros colaboradores será imposible que estos hagan frente a la resolución de todos los retos que se presentan en nuestro mundo actual.
¿Listo para incrementar la productividad de tu negocio?